“La llegada de Vitor Roque nos dará más gol y dará a Lewandowski la competencia que necesita”. Esto es lo que se venía diciendo de puertas adentro en Can Barça en las semanas previas al aterrizaje del delantero brasileño, que ha coincidido con el despertar goleador del polaco, que dijo en voz alta que podía dar mucho más después de atravesar un bache físico tras el Mundial: “Perdí la chispa”. El ‘9’ azulgrana volvió a ser letal ante el Alavés y metió un golazo, asistido por Ilkay Gündogan, sin apenas tiempo de controlar un balón que se le quedó atrás. Como en sus mejores tiempos.
La autocrítica de Lewandowski, que no pudo quitarse la espina ganando esa Copa del Rey que le sigue faltando pese a ver puerta en San Mamés, llega en un momento complicado por el anuncio de la marcha de Xavi Hernández pero con el foco en los futbolistas cuando quedan 15 jornadas de Liga y están a la vuelta de la esquina los octavos de la Champions League ante el Nápoles.
Suplido contra Las Palmas, Betis y Athletic con el marcador empatado y Villarreal con 3-2 a favor, ‘Lewy’ ha empezado el año natural a buen ritmo. Son cinco goles en un mes de competición de los 14 que lleva en todo el curso. Empezó muy bien la campaña con seis dianas entre el 27 de agosto (dio el triunfo en Villarreal) y el 23 de septiembre. David Carmo le lesionó en Oporto el 4 de octubre y desde su vuelta en el Clásico del 28 de octubre sólo pudo marcar dos ante el Alavés (2-1) y uno frente al Girona (2-4).
El Lewandowski de 2024 es otro y sabe que le toca tirar del carro. Fue de los primeros que ayudó a Vitor Roque. “Con él, tenemos más posibilidades ofensivas”, aseguró sobre el ‘Tigrinho’, letal otra vez al saltar al césped. Si contra Osasuna goleó al minuto y medio, frente al Alavés lo hizo a los cuatro. Nuevamente al primer toque. Como los grandes arietes. En total, ha disputado 123 minutos en los que ha marcado dos goles, promediando un tanto cada 61,5 minutos. Unas cifras nada despreciables teniendo en cuenta que cuando se estrenó en el estadio de Gran Canaria como azulgrana llegaba de tres semanas sin jugar y que cuando lo hizo en su despedida con el Athletico Paranaense -el 6 de diciembre-, llegaba de más de dos meses de baja por lesión. Ajeno a los comentarios y las dudas que algunos empezaban a verter sobre él, Tigrinho se dedicó a trabajar, a aprender de sus compañeros y a escuchar los consejos de Xavi. En solo un mes se ha metido a los culés en el bolsillo. Los de la Grada d’Animació ya le cantan “Que Vitor Roque marque un gol”
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